QUICA DE ZANZI - PARTE II
QUICA DE ZANZI
PARTE II
Punta Arenas, 11 de septiembre de 1973
Imagen extraída de https://www.flickr.com/photos/stgonostalgico
Los próximos tres días fueron de una total angustia
para Quica, estaba lejos y sin saber nada de quien había sido su compañero inseparable
por más de 30 años. A su alrededor, todo era caos, los militares que se
llevaron a su esposo habían ingresado con una violencia escandalosa, buscando
las armas que se suponía tenían escondidas, no encontraron nada más que un
rifle que el propio Carlos entregó y algunas fotos de la familia con Allende y
Tencha, su mujer. Pasó cada minuto, cada segundo en la más grande desesperación
¿Qué pasaría ahora? Era la noche del 18 de septiembre, Punta Arenas y Chile
completo estaban en pleno toque de queda, sin embargo, Quica presintió que
venían por ella, una intuición que iba en contra de lo que habían dicho por
televisión: las mujeres no serían detenidas.
Preparó una pequeña maleta con algunas
pertenencias y en un corto trayecto fue llevada hasta la cárcel. Pasó una de
las noches más terribles de su vida, en una celda sola, con claraboyas donde se
colaba el viento frío que venía desde el Estrecho, a oscuras, llena de ratas.
No podía sucumbir, debía ser fuerte, recordaba a cada instante a su tío Lino y
en ese momento tomó la decisión de escribir un diario, que se transformaría
décadas más tarde en parte fundamental de sus memorias.
Fueron al menos cuatro días en ese lugar, en la
absoluta soledad, con escaza comida, sin abrigo y peor aún, sin ninguna
explicación del por qué estaba ahí. No se dio cuenta cuando se desvaneció y
perdió el conocimiento, solo recuerda que despertó con mucha gente alrededor
que le preguntaban si padecía alguna enfermedad:
-“Tengo una isquemia”, susurró. No podían
arriesgarse, llamaron a su médico y la dejaron ahí, tirada en el piso frío.
Cuando despertó estaba su médico de siempre, de
toda la vida, pero esta vez vestido con uniforme militar, eso la desconcertó,
no entendía qué estaba pasando. Fue trasladada a la enfermería del penal donde
consiguió descansar, a pesar de que las condiciones seguían siendo malas, al
menos ahora estaba tendida sobre un colchón. El médico, a quien ya no consigue
reconocer como aquel profesional gentil que la atendía hace unos meses atrás,
le dice que el General Intendente está dispuesto a liberarla si confiesa.
¿Confesar, qué?
Quica no sabía qué querían, solo temía por su
marido y sus hijos que debían estar padeciendo lo mismo que ella. Se le consideró
en rebeldía por no dar información y la trasladaron al regimiento de Ojo Bueno,
irónicamente construido y entregado por el gobierno de Allende. Fue encerrada
en una celda con otras mujeres, Gladys Pozo de las juventudes socialistas y Ema
Osorio, una trabajadora de la salud simpatizante de la izquierda, eran ahora prisioneras
de guerra.
Es aquí donde comienzan los 8 meses de detención y tortura de Quica de Zanzi y sus compañeras. Ellas como miles de chilenos detenidos en dictadura fueron víctimas de las peores vejaciones que se puedan imaginar. Eran periódicamente trasladadas a un centro de torturas que fue bautizado como el Palacio de la Sonrisa ubicado en la céntrica Avenida Colón de Punta Arenas. Fue en este lugar donde a Francisca le dijeron que sus hijos habían muerto en Santiago en la casa de Tomás Moro de Salvador Allende, fue en esa casona que tenía como fachada ser una oficina administrativa del Servicio de Inteligencia Militar donde a sus casi 50 años esta madre y abuela fue desnudada, golpeada hasta quedar coja de por vida, electrocutada, sumergida sin saber nadar en las aguas gélidas del Estrecho de Magallanes, drogada, quemada con cigarrillos en cada parte de su cuerpo, violada… Quica estuvo al borde de la muerte más de una vez, cualquiera pensaría que ese dolor físico era lo peor que podía sufrir, pero no… a Quica lo que le dolía era la traición.
Quica se sintió traicionada por cientos de
personas que compartieron con su familia y que ella consideraba sus amigos. Se
sintió traicionada por el General Intendente de Magallanes, Manuel Torres de la
Cruz, quien había sido designado por Allende y con quien estrecharon lazos
durante los años del gobierno y ahora le exigía confesar para ser liberada,
cada tortura que vivió fue por orden directa de él… Se sintió traicionada por
su médico, que ahora vestía atuendos militares, no podía reconocer a ese hombre
que la trataba hace largos años de sus dolencias ¿Quién era él? … Se sintió
profundamente traicionada y decepcionada de la Masonería, institución que se
jactaba de profesar valores revolucionaros, de tratarse de hermanos; su marido
era masón, Allende era masón ¿Qué hizo la masonería chilena? Hizo vista gorda,
fue testigo mudo, compartió mesa con la Junta Militar, ¡TRAIDORES!.. Pero
ninguna de esas traiciones fue peor que la de su propio hermano, el Teniente
Juan González Fernández, quien al saber de la situación de su hermana y su
familia, no hizo nada por ellos y con los años se convirtió en uno de los más
fervientes defensores de la dictadura y de Pinochet, ese dolor la acompañó
hasta su último día.
Quica reconoce a la Iglesia Católica como la
única institución que estuvo a la altura. En sus meses de presidio, un padre
las iba a visitar, les daba noticias de sus familias, les dejaba libros, las
escuchaba y desde afuera, a través de la Vicaría, se hacían todas las gestiones
posibles para su liberación, era al único lugar donde las familias podían
acudir para saber de su seres queridos, la única esperanza en medio de todo el
horror que se vivía aquellos días. Fue gracias a la Iglesia que Quica pudo
salir de la prisión para seguir su detención desde el departamento de calle
Roca, su hogar.
Estaba tal como lo había dejado antes de su
detención, pero su vida ya no era la misma, todo había cambiado demasiado.
Mientras Quica estuvo en Ojo Bueno, Carlos Zanzi fue llevado hasta Isla Dawson,
lugar a donde llegaron los hombres de confianza de Salvador Allende, por otro
lado, su hijo Juan Carlos estuvo detenido en Tejas Verdes, fue torturado por
Manuel Contreras, nunca volvió a ser el mismo, cuando lo liberaron buscó asilo
y se fue junto a su esposa y su pequeño hijo recién nacido a Suecia, sin
conocer a sus abuelos. Mario, se fue a Paris. La dictadura le quitó a Quica lo
único que le era de verdad importante, su familia.
En su casa, Quica trataba de recuperarse, pero
no se hallaba en ese lugar sin su compañero, se preguntaba con tristeza si lo
volvería a ver. Un día por la tarde escuchó que Irma, su empleada de siempre
gritaba desde la ventana:
-“¡Es el señor Carlos, ha vuelto!” … No lo
podía creer, después de haber sufrido tanto, por fin se sentía legítimamente
feliz.
Luego de un corto tiempo en Punta Arenas, donde
eran custodiados día y noche, fueron enviados a la ciudad de Ovalle para seguir
su confinamiento, tuvieron que dejar atrás todos sus recuerdos y emprender
rumbo a tierras lejanas. En Ovalle estuvieron un poco más tranquilos, las
personas eran amables y no simpatizaban para nada con los militares, no desde
que pasó la caravana de la muerte y terminó con la vida 15 personas. No fue
hasta 1976 que fueron autorizados para abandonar el país y comenzar el exilio
en las tierras de los González-Fernández, España.
En Europa pudieron estar más cerca de sus hijos
y conocer a sus nietos. Consiguieron trabajo en una empresa catalana y llevaban
una vida austera y tranquila, pero la morriña de su tierra fue más fuerte…
Era el 26 de febrero de 1984 y la Junta Militar vivió la primera gran manifestación en contra el régimen, nada más ni nada menos que en la ciudad de Punta Arenas, esta noticia llegó a los Zanzi-Fernández, era hora de volver.
En un acto de valentía absoluta, pisan suelo
chileno en 1985. Así como su tío Lino viajó años atrás para ayudar a su gente
en la Guerra Civil española, dando la cara, Quica volvía a hacerle frente al
monstruo que la golpeó, la electrocutó, la violó y fracturó a su familia, ya nada
más podían hacerle porque su felicidad, su anhelo de pasar las navidades con
sus hijos, de verlos crecer libres y felices, eso, la dictadura ya se lo había
quitado.
Al llegar a Punta Arenas, Carlos se sumó al
ahora clandestino Partido Socialista para ayudar, como siempre, en las labores
administrativas; Quica fue más allá y su regreso fue claramente más notorio. Se
integró a la Comisión de Derechos Humanos y participó en cada acto y
manifestación que hubo, fue hostigada en varias ocasiones pero no iba a
desistir, participó en la prensa, radio y televisión local tratando temas como
el exilio y el feminismo. Llegó la campaña del NO en la que participó
activamente, llena de esperanzas y claro que debía tenerlas, podía ser el fin
de un largo sufrimiento.
Volvió la democracia, volvió su hijo Juan
Carlos. Francisca lo había logrado, le ganó al monstruo, ahora debía sanar un
alma cansada de tanto luchar. Desde su presidio en 1973, en aquellos cuadernos
clandestinos escritos en cautiverio había quedado rondando la idea de contar lo
que le había sucedido, lo que había vivido, de atar cabos sueltos y entender. Tuvo
que haber sido difícil recordar algunos momentos, pero lo hizo y en el año 2002
salió la primera edición de su libro Mi
memoria es mi verdad.
Pensó que nadie lo leería, su afán no era el
reconocimiento, sino cerrar su herida, sin embargo, su relato fue tan potente
que no pasó desapercibido. Ese mismo año recibió el premio “Mujer destacada”
otorgado por la Intendencia de Magallanes por su inagotable labor social y
compromiso con los Derechos Humanos.
Año 2004, era invierno en Punta Arenas y un día de julio, su compañero de toda la vida, Carlos Zanzi, falleció. Se vio sola, como desde su detención no había estado y tomó la determinación de trasladarse a Santiago para estar cerca de su familia. Su salud estaba deteriorada y de a poco su memoria comenzaba a fallar. Parecía el ocaso de un largo día en la Patagonia, con viento, lluvia, nieve y claros del sol, pero a Quica le faltaba su última batalla…
Imagen extraída de http://www.dawson2000.com/
Corría el año 2012 y todos los noticiarios del
país hablaban sobre un polémico homenaje a Pinochet, se trataba de un
documental patrocinado por la Fundación 11 de Septiembre presidida en aquellos
años por el ex Teniente Juan González ¿Lo recuerdan? El hermano menor de
Francisca dio una declaración con una muestra de total negacionismo y afirmó
que nunca hubo torturas en Chile, que eran todas mentiras…
Al oír esto, Quica sacó fuerzas de su precaria condición de salud y fue a dar su última pelea contra el traidor que más sufrió, su hermano, al que tomó en brazos, cuidó y protegió con amor fraterno en su juventud. En una entrevista en el canal CNN Chile, Quica fue a decirle al país entero que ella, Francisca González Fernández, hermana de Juan González Fernández había sido detenida y torturada en el año 1973 y que su hermano lo sabía, él siempre lo supo, porque toda su familia le rogó por ayuda y él se negó. Pocos meses después, Quica falleció con 88 años en el Hogar Italiano en Santiago, tranquila y en paz. Aunque quedaría la estocada final…
En su responso en Santiago, antes de su
cremación, muchas personas hablaron sobre ella y todo lo inspiradora que fue
para tantas que padecieron lo mismo, parecía haberse dicho todo, cuando de la
multitud aparece su hermano Juan quien dice las siguientes palabras:
-“No me van a creer, pero la noche anterior a
su muerte, ella me visitó en el sueño y dijo que venía a despedirse”. Es
inevitable no recordar a otros personajes del mismo sector que suelen ser visitados
desde el más allá. Sin embargo, el último adiós de Quica no sería con el eco de
las palabras inocuas de su hermano. Se levanta de su silla Rosa María Lizama
quien con solo 16 años fue la presa más pequeña en Ojo Bueno, compañera de
reclusión de Francisca y dijo:
-“Quica me ayudó y me dio fuerzas”. Y esas
palabras sí permanecieron y acompañarían a sus cenizas que viajaron de vuelta a
la Finisterre de los Zanzi-González, Punta Arenas.
Este relato fue construido en tercera persona
por Ruta Violeta a través de los ojos de Quica de Zanzi basado en su libro Mi memoria es mi verdad, una historia
esencial para entender por qué no podemos permitir que el olvido sea la única
forma de perdón, porque existe un camino mejor, la verdad y la justicia.
Tumba Matrimonio Zanzi - González, Cementerio de Punta Arenas (2022)
Video extraído del Canal de Youtube de Casa DD.HH. Colon 636
💜🌺👉Ver también: Entrevista a Quica de Zanzi en CNN
Video extraído de Canal de Youtube de CNN Chile https://www.youtube.com/user/cnnchile
💜Escucha el podcast de Quica de Zanzi en RUTA VIOLETA💜
💜📝🎬🎤Guion, voz y edición: Ariana Riquelme Troncoso
🔎Investigación: Ariana Riquelme Troncoso
📝🎶Musicalización y edición de guion: María José
Martínez Cabezas
Referencias
De Zanzi Quica. 2019. Mi memoria es mi verdad.
Primera edición. Editorial Forja.
La prensa austral. 23 de agosto de 2012. Murió
ex presa política y amiga de Salvador Allende. https://archivo.laprensaaustral.cl/archivo/murio-ex-presa-politica-y-amiga-de-salvador-allende/
La prensa austral. 24 de agosto de 2012. Polémico
hermano despidió a Quica de Zanzi. https://archivo.laprensaaustral.cl/archivo/polemico-hermano-despidio-a-quica-de-zanzi/
Comentarios
Publicar un comentario